Universitarios: un llamado a la rebeldía

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La obligación de los universitarios frente a las próximas elecciones:

Un llamado a la rebeldía.

México se plantea cambiar el desolador panorama que lo azota en las próximas elecciones. Por lo menos de esta manera se fantasea en la propaganda política. El próximo domingo 7 de junio se llevarán a cabo elecciones intermedias en las que se elegirán trescientos diputados federales[1], en nueve entidades federativas se elegirán nuevos gobernadores y en dieciséis se elegirán presidentes municipales, o jefes delegacionales en el caso del Distrito Federal. El destino deseable de este proceso es que la voluntad de los mexicanos se vea reflejada en la elección de candidatos que verdaderamente representen sus intereses.

El escenario es desolador. Las elecciones se dan en un momento en el que país atraviesa por un contexto de gran apatía e indiferencia social producto de un fenómeno que se extiende: el rechazo hacia la clase política y los partidos políticos.

El malestar no es ajeno a la juventud mexicana. Pese a ello, el espíritu universitario ha permanecido intacto y por el contrario ha cobrado mayor vigor gracias a las redes sociales y a los medios de comunicación alternos. Paradójicamente, los nefastos acontecimientos del país, como el de Ayotzinapa por ejemplo, se convierten en la gran oportunidad de mostrar el brío universitario.

Sin dejar de lado la importancia de nuestra obligación constitucional de votar, el presente artículo tiene como propósito avivar ese espíritu universitario y canalizar dicha rebeldía –característico de éste- a través de las vías institucionales como una manera de expresión política, pero sobretodo, de cambio.

Tenemos tres posibilidades que se encuentran contempladas en ley:

Votar. Como un acto de libertad propia de una democracia moderna. A diferencia de otros países con mayor apertura democrática, votar es la única vía con la que realmente se materializa la voluntad de la sociedad mexicana en una elección.

No votar. Abstenerse de votar como producto de la decisión libre y razonada. El derecho a votar, como algunas disposiciones de derecho internacional lo consideran, tiene implícito el derecho a no hacerlo. Representa una manera simbólica de rechazar el abanico de propuestas políticas que se presentan, inclusive la que consideremos menos peor por no tener una opción viable y de confianza. Contrario a lo que se cree comúnmente, abstenerse de hacerlo no implica que beneficie al partido con mayor fuerza electoral.

Anular el voto. También conocida como abstención activa, la anulación del voto consiste en no marcar ningún cuadro que contenga un emblema de un partido político o de una candidatura independiente dentro de las boletas que recibiremos. El mensaje: rechazar todas las plataformas políticas y deslegitimar la elección puesto que los candidatos propuestos no están a la altura del país que necesitamos.

El llamado es a sacudir a una sociedad, y en especial a los universitarios como parte vital de ésta, que ha permanecido complaciente e impávida como hasta ahora. Si bien la conciencia social ha aumentado gracias a los graves problemas por los que atraviesa el país, me temo que persiste un ánimo de insensibilidad ajeno a la realidad nacional y que es propia de los habitantes de la frivolidad mexicana.[2]

Sea la opción que se elija, se debe hacer con la plena convicción de contribuir al ánimo de cambio y acción que necesita nuestro país. Si por algo se identifica al universitario es por su espíritu crítico y rebelde, siempre contrario a todos los dogmas absurdamente impuestos por generaciones que permanecieron indolentes y obedientes. El llamado es a atreverse a ser diferente a todo eso, es un llamado a la rebeldía.

Brayan Corona

Estudiante de la Facultad de Derecho

Universidad La Salle

 

[1] La Cámara de Diputados se integra de 300 diputados de mayoría relativa y 200 diputados de representación proporcional. En nuestro país, la designación de cargos de elección popular se basa en dos sistemas: La representación proporcional y la mayoría simple. El primero refiere a la elección de un candidato mediante la obtención del mayor número de votos; mientras que el sistema de representación proporcional consiste en la asignación de representantes a cada partido político en proporción a su fuerza electoral.

[2] Como bien apunta Agustín Acosta en una de sus participaciones en Animal Político al referirse al Partido Verde (PV) como un sector “muy especial”, de juniors o mireyes, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).Al caso, el calificativo aplica para lo mismo.

  1. Juan RuizJuan Ruiz06-05-2015

    Buen día!
    Hacen falta más llamados como éste, ojalá nuestras autoridades y representantes estudiantiles puedan coadyuvar a canalizar todo el ímpetu y la rebeldía de nosotros, los jóvenes lasallistas, para que la comunidad universitaria ULSAMX juegue un papel importante en la definición y reestructuración del poder público y, por supuesto, de la democracia mexicana.

    Saludos Brayan!

  2. Osvaldo CoronaOsvaldo Corona06-05-2015

    En la responsabilidad que tenemos como ciudadanos de un país el cual se nos desintegra día a día, Agradezco tu objetiva información.

    Así mismo comprendo la utilidad de NUESTRO DERECHO DE ELEGIR, a los empleados que administraran nuestro GRAN PAÍS.

    Excelente Articulo.