Luz Compartida – Envidia

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“La envidia es mil veces más terrible que el hambre,

porque es hambre espiritual”.

Miguel de Unamuno

 

Cuenta una fábula que en cierta ocasión, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía muy rápido y llena de miedo de la feroz depredadora.

La luciérnaga pudo escapar durante el primer día, pero la serpiente no desistía… dos días y nada; al tercer día ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente: ¿puedo preguntarte algo?

- No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar, respondió la serpiente.

- Entonces dime:

- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

- ¡No!, contestó la serpiente.

- ¿Yo te hice algún mal? – ¡No!

- Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?

- ¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de laserpiente.

La envidia se genera a causa de nuestra propia inseguridad en lo que hacemos o somos. Nos lleva a buscar la aprobación de todos, a querer hacer más cosas de las que podemos.

La envidia y el odio van siempre unidos, se fortalecen recíprocamente por el hecho de perseguir el mismo objeto.

Tan grande como la turba de los admiradores es la turba de los envidiosos.

“El silencio del envidioso está lleno de ruidos” afirmó Khalil Gibran y es que la envidia es el adversario de los más afortunados.

“En cuanto el ser humano abandona la envidia empieza a prepararse para entrar en el camino de la dicha” apuntó Wallace Stevens, poeta estadounidense.

El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: “Es envidiable” dijo Jorge Luis Borges.

“Una demostración de envidia es un insulto a uno mismo” señaló contundente el poeta ruso Yevgeny Yevtushenko.

La envidia marca la ruta -a veces imperceptible- de la evidente inferioridad.

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  1. Gabriela GallegosGabriela Gallegos06-30-2015

    Excelente reflexión. Gracias por compartirla. Saludos.